Existió alguna vez una rubia princesita
descaradamente ingenua
despilfarradora de encanto
estrepitosamente extasiada de su propio brillo
alguna tormentosa tarde fue asfixiada su alma
persiguiendo como profugo su infantil candor
despedazando minuciosamente su original bullicio
condenandola a perder la inocencia inicial
todavía envuelta en el duelo
se colapso su amante castillo
desquebrajandose el roble de su cobijo
astillandole en la caída el desdichado vestido
desnuda, confundida y maltrecha
la pobre doncella se refugio del seductor estrépito
emparedando la ilusión
desterrando a cualquier deseo fugitivo
censurando a atrevidos encantadores
olvidandose del derecho a enloquecer el corazón
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