No existe control, simplemente somos partículas atropelladas por los destellos de energía. Un momentum al golpear a otra partícula nos hace estallar, perder energía o desbocar el curso. Pero inmediatamente, somos golpeados otra vez, y asi infinitamente. Cada choque nos hace mas fuertes o nos quiebra lentamente, pero simplemente nos vamos desgastando. Y sólo queda el polvo.
El escenario nos es dado, los personajes otorgados y los parlamentos ensayados. Pero hay veces que es tan difícil seguir las lineas. Porque somos conscientes de la gran tragedia de nunca tener el control. Somos esclavos de los deseos de los padres, del deber de jugar un papel en la sociedad, de las exigencias del ser querido, de las decisiones de los poderosos.
Despertamos cuando las largas cadenas nos están asfixiando al llegar al limite.
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