Se desdibuja la verdad, como se desmorona el azúcar bajo la tormenta. Excusas para esconder bajo castillos de apariencias la inevitable abominacion. Sigue dormida, pequeña soñadora, criatura agrandada a la fuerza, disminuida por la gravitez, ensanchada por el orgullo y colapsada por la responsabilidad. La etiqueta se te cayó y estuviste buscándola el resto de la vida. Leve, se libre, juguetona y aliñada, como siempre quisiste ser, rodeada de muñecas en tu mundo de papel.
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