Fluye entre mis dedos mi vida, acuosa y tan volatil como el viento, leve mi alma soñaba.
Añoraba un amor enloquecido, una compañia calmada, una tumultosa bienvenida.
Solo quedaba el silencio, la ausencia dolorosa y la inminencia de la muerte.
Tardia ha sido, atormentada y sin fruto.
La continuidad crece o se detiene por la misma inercia.
Quisiera la calma de tu voz,
solamente como un arrullo
Libre del ruido de la asfixia
de ser ese objeto
Ser esa presencia inminente y magica
persistente en su potencia
autentica y magnetica
que estremece el cuerpo
y hace suya tu alma.
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